viernes, 8 de julio de 2022

 

FICCIÓN Y REALIDAD

En la España actual se dan diferencias muy notables entre la imagen oficial que se transmite sobre la situación de la nación y la realidad que se vive en nuestras capas sociales.

La España oficial vive en un mundo de gasto imparable y de fantasía. Tenemos una presidencia y 22 ministerios de los cuáles tres son vicepresidencias, muchos de ellos sin funciones que justifiquen su existencia, pues sólo sirven para cumplir compromisos de colocación de miembros del partido que forma coalición con el socialista.

Es una elefantiásica administración central, con una gran parte de sus competencias principales transferidas: sanidad, educación, industria, comercio, turismo, agricultura o medio ambiente entre otras, que coexiste con 17 administraciones autonómicas, más 2 ciudades autónomas.

Además, permanecen a nivel local las diputaciones provinciales en todas las autonomías no uniprovinciales y más de 8.000 ayuntamientos que, a su vez, se agrupan en mancomunidades. Como puede deducirse, una administración absolutamente gigantesca que hemos de sostener los españolitos con nuestros impuestos.

Como por otra parte aspiramos al estado del bienestar, casi todo lo que tenemos lo hemos conseguido endeudando a España hasta llegar al 120 % de nuestro PIB, una de las deudas más elevadas de los países de la UE y, además, superando casi siempre los límites establecidos para el déficit de cada ejercicio. Vivimos como ricos, cuando no lo somos.

La reciente cumbre de la OTAN, siendo importante su organización para España, en mi opinión, se ha excedido en pompa y boato. Con un país endeudado hasta las cejas, nos permitimos invitaciones con acompañantes y excursiones varias con banquetes y fiestas sin tasa. Se justifica el dispendio con el argumento de que la cumbre ha generado ingresos muy por encima de los gastos, sin que exista constancia demostrativa alguna. Podían haber sido un poco más comedidos.

Y luego están exageraciones ridículas como la del ministro Albares, asegurando que esta cumbre de la OTAN ha estado al nivel de la conferencia de Yalta, o de la caída del muro de Berlín. Sí que podemos presumir de una buena organización. Pero es que, en España, siempre se han organizado bien estas cosas.

Una ministra, una secretaria de estado y varias asesoras se desplazan en avión Falcon oficial, cuando hay un montón de vuelos comerciales, a Nueva York y Washington a darse un garbeo, sin que nos hayan explicado cuáles han sido sus actividades concretas que justificaran el periplo, más allá de algún “selfie”. Ellas podemitas de siempre, que juraban que solamente viajaban en clase turista. ¡Cómo cambian los tiempos ¡

Pero la realidad de España tiene otras caras mucho menos agradables que las que publicita el gobierno en sus manifestaciones públicas.

Somos el país con más paro de la UE, un 13 % frente al 6,6 % de media europea, y estamos continuamente manipulando los datos para dar la impresión de que hay menos desempleo del que realmente existe. La última maniobra ha consistido en hacer que los fijos discontinuos no figuren como parados cuando no trabajan. Así se han escamoteado cientos de miles de trabajadores que, estando desempleados, no figuran como tales.

Frente a las muestras de despilfarro oficial antes reseñadas, las descritas sólo son una mínima muestra, nos encontramos con los datos publicados por el INE, sobre la Encuesta de Condiciones de Vida en España del año 2021.

La tasa de riesgo de pobreza o exclusión social AROPE siglas de (At Risk of Poverty or Social Exclusion) ha pasado del 27% en el año 2020 al 27,8 % en el año 2021. Esta tasa tiene tres componentes: el riesgo de pobreza, la carencia material y social severa y la baja intensidad en el empleo.

 

De igual modo el ingreso medio por persona en el año 2021 ha sido de 12.269 € un 0,2 % inferior al del año anterior.

 

En función del nivel de actividad, estaba en riesgo de pobreza el 58,6 % de los parados, el 17,9 % de los ocupados y el 16,2 % de los jubilados.

 

La desigualdad también aumentó. El índice de Gini que toma el valor 0 para igualdad perfecta y 100 para desigualdad máxima, se situó en el valor 33 en la medida de desigualdad de ingresos. El año anterior era de 32,1.

 

El análisis por comunidades autónomas muestra que el ingreso por persona alcanza en el País Vasco los 15.544 € mientras que Extremadura es donde menos valor alcanza el ingreso con 9.500 €. La media de España está en 12.269 €.

 

Respecto de la tasa AROPE la media nacional se sitúa en el 27,8 % siendo Navarra con un 14,7 % la de menor valor de la tasa y Ceuta con un 43 % y Andalucía y Extremadura con un 37,8 % las de más alto valor.

 

La tasa de pobreza, una componente de la tasa AROPE, sitúa la media de España en un 21,7%, siendo Navarra con un 9,8 % la de menor tasa y Ceuta, Andalucía y Extremadura las de mayor incidencia con un 32,3 %.

 

En España el 32,7 % de la población no puede irse de vacaciones una semana al año y el 8,8 % tiene muchas dificultades para llegar a fin de mes.

 

Y el último dato de la inflación eleva la misma al 10,2 % cifra que no se producía desde hace 40 años. Destacan las escandalosas subidas de los precios de la energía eléctrica, del gas, de los combustibles y de la cesta de la compra. Miles de familias están sufriendo graves penurias por esta alza de precios y Cáritas o los Bancos de Alimentos, constatan como se incrementa el número de familias a las que atienden.

 

De los datos anteriores se deduce que la realidad de la sociedad española es muy distinta a las proclamas triunfalistas del gobierno y de los partidos que lo sustentan.

 

Vista la cruda realidad, se debería empezar cuanto antes a reducir gastos oficiales superfluos y en paralelo llevar a cabo una reducción de impuestos, para dar algo de oxígeno a la sociedad española que lo está pasando francamente mal. Y dejarse de fastos y fuegos artificiales, que no conducen más que a la derrota en las próximas elecciones, como vienen apuntando la mayoría de las encuestas.

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