PUENTE ROMANO DE ALCÁNTARA: UN MERECIDO DESCANSO
Desde
el año 104 - 105 d.C. este puente, construido en honor del emperador Trajano,
lleva prestando un servicio impagable para los ciudadanos al permitir salvar el
curso del muy encajado río Tajo. Tras más de 19 siglos de uso, aunque presenta algunos
achaques, ahí sigue enhiesto y desafiante a los efectos del paso del tiempo y
al del agua que discurre por el río, formando parte de la carretera autonómica
extremeña EX – 117 que une la N – 521 y la EX – 108 pasando por Alcántara.
Esta
resistente a la vez que esbelta estructura, construida bajo la dirección del
arquitecto romano Cayo Julio Lacer, resulta ser un modelo de las obras de
ingeniería viaria que se construyeron durante el Imperio Romano. El viaducto
está constituido por 6 arcos de medio punto, de luces variables, con una altura
máxima de 58,2 m, teniendo una longitud de 194 m. La anchura del puente es de 8
m, de los cuáles 6,7 m corresponden a la calzada, más los pretiles que ocupan
1,3 m. Los árabes lo denominaron Al
Qantarat que significa simplemente: el puente.
Se
utilizaron en su construcción sillares graníticos cimentados sobre las rocas
pizarrosas del lecho del río. La notable altura con la que se construyó el
puente, se debe al hecho de tener que superar las importantes avenidas que antiguamente
presentaba el río Tajo en ese punto, hoy laminadas por la construcción, unos
600 m aguas arriba, de la presa de Alcántara (José María de Oriol) (3.160 Hm3
de capacidad), una gran obra de ingeniería hidráulica moderna, de la segunda
mitad del siglo XX (1969).
El
puente ha sido objeto de diversas restauraciones a consecuencia de daños
sufridos en diferentes guerras. Las últimas reformas se hicieron durante el
reinado de Isabel II en el siglo XIX y al tiempo que se construía la presa de
Alcántara en que se reforzaron algunos pilares que presentaban problemas de
descalzamiento.
Debido
al paso del tiempo y al hecho de soportar un tráfico cada vez más pesado y más
intenso, desde hace ya algunos años pudo constatarse que el puente presentaba problemas
importantes de deterioro, que se mantienen en la actualidad, especialmente en
la zona de rodadura. Esta situación hace casi imprescindible, tener que optar,
bien por una reparación muy intensa con el riesgo que esto supone para mantener
el carácter del puente o por la construcción de un viaducto alternativo, para
dejar fuera de servicio y protegido, el puente romano que ya ha producido todos
los beneficios viarios que podían esperarse de él.
Durante
mi estancia en la Dirección General de Infraestructuras y Agua de la Junta de
Extremadura entre 2007 y 2011 comencé, junto con la Directora General de
Patrimonio, a dar los primeros pasos para solucionar la protección de este
puente y evitar males mayores en su estructura.
Hoy
veo que la Junta de Extremadura ha optado por la construcción de un nuevo
viaducto que se ubicará, según parece, entre el puente romano y la presa y que
será la solución, yo creo que la más razonable, para evitar la ruina del
espectacular monumento romano y conseguir su preservación.
18
millones de euros y 30 meses que es el plazo de ejecución de la obra, son el
dinero y el tiempo que separan a este monumento romano de su merecida
jubilación, tras 19 siglos de prestación de servicios para los ciudadanos en
diferentes períodos de la historia de España.
La
ingeniería romana de estos puentes basada en el trabajo a compresión de los
materiales constitutivos, en este caso sillares graníticos que presentan una
alta resistencia a los esfuerzos de este tipo, confiere una larga vida a este
género de construcción.
Recuerdo
lo que ocurría en Salamanca a principios de los años 60 del siglo pasado, en
los que yo andaba de estudiante por sus doctas aulas. Se había construido un
puente moderno, que no estaba muy allá pues presentaba ciertos problemas de inestabilidad
estructural, por lo que en las entradas al mismo figuraba un letrero muy revelador
que decía: Camiones de más de 16 t por el puente romano. Ello da idea de las
magníficas y resistentes construcciones que los ingenieros romanos llevaron a
cabo en la red viaria de Hispania.
Quizás
se suscite alguna controversia sobre la construcción del nuevo puente moderno
que sustituirá al romano de Alcántara. Todo es opinable y se puede contemplar
desde distintos puntos de vista. Pero es imprescindible la construcción de un
puente que deje descansar al romano. No parece lógico una reparación y su
continuidad prestando servicio.
Yo
confío en el buen hacer de los técnicos de la Junta de Extremadura que tendrán
a su cargo la supervisión del proyecto y de la ejecución de las obras de la
nueva estructura. A muchos de ellos los conozco personalmente pues trabajaron
conmigo en los tiempos en que ocupé la Dirección General. Y sé que harán lo
mejor para que el nuevo puente no ensombrezca al antiguo. Porque son
conscientes del valor de esta joya de la ingeniería romana.
El
puente de Alcántara que desde agosto de 1924 tiene el carácter de Monumento
Nacional ha de ser preservado y cuidado con esmero, estableciendo la máxima
figura de protección que se pueda por parte de la Junta de Extremadura para que
quede asegurada por los siglos de los siglos la inscripción que figura en el
templete del mismo: PONTEM PERPETUI MANSVRVM IN SECULA MVNDI: El puente que permanecerá en pie por los
siglos del mundo. O algo parecido.
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