EXTREMADURA SE
VACÍA ¿HAY SOLUCIONES?
En
primer término voy a analizar la evolución de la población de Extremadura en
los últimos años. Utilizo datos oficiales del INE relativos al padrón de
población. Entre 1996 (1.070.244 habitantes) y 2011 (1.109.367 habitantes) la
población extremeña se incrementó en 39.123 habitantes, creciendo a una media
de 2.445 habitantes año.
Por
el contrario entre 2011 (1.109.367 habitantes) y 2019 (1.067.710 habitantes)
Extremadura ha perdido 41.567 habitantes, con un ritmo de pérdida de población
de 4.618 habitantes por año.
En
consecuencia llevamos 9 años en los que Extremadura pierde población y se
vacía. Es muy probable que la crisis haya tenido una decisiva influencia en
esta pérdida de población. En 2019 Extremadura tiene 2.534 habitantes menos que
en 1996.
En
España entre 1996 y 2012 la población se incrementó en 7.595.927 personas a un
ritmo anual de 446.819 personas, pero entre 2012 y 2019 ha perdido 239.113
habitantes a un ritmo de pérdida de 29.889 personas año.
Como
se ve la crisis hizo perder población a Extremadura desde 2011 (3,75%) pero
también a España aunque en menor porcentaje, desde 2012 sólo un 0,5 %.
Estos
son los datos fríos que indican que Extremadura porcentualmente se vacía a un
ritmo 7,5 veces superior a lo ocurrido en España.
Entrando
en nuestro territorio se producen desplazamientos de los núcleos más pequeños
hacia las ciudades más importantes, aunque algunas también hayan perdido algo
de población pero no en cantidades llamativas.
Y
qué hacemos para que Extremadura frene esta pérdida de población que además
afecta especialmente a los jóvenes. Es muy interesante el trabajo patrocinado
por el Club Senior de Extremadura y realizado por especialistas de las
universidades de Zaragoza y Extremadura que pone de manifiesto la emigración
especialmente de jóvenes que se produce en Extremadura y el negro panorama que
se avecina para la región.
Y
qué puede hacerse para evitar que Extremadura se despueble. En mi opinión hay
que actuar en varios frentes:
1
– Diseñar una ordenación poblacional del territorio. Hay un trabajo muy
interesante de mi compañero en el Club Senior de Extremadura, Pedro Martín Ruiz,
que propugna la división regional en una serie de grandes enclaves (Badajoz,
Cáceres, Plasencia, Don Benito – Villanueva, Mérida – Almendralejo y Zafra –
Los Santos de Maimona), dentro de cada uno ellos una serie de cabeceras de
comarca, que se complementaría con unos cuantos núcleos de expansión. En los
grandes enclaves radicarían los principales servicios de todo tipo de los que
hay que dotar al medio rural para hacer atractiva la permanencia de la
población y se completarían con los servicios más próximos a ubicar en las
cabeceras y núcleos de expansión. Los municipios pequeños con menos de 1.000
habitantes tienen un incierto futuro, pero habría que tratar de mantener todos
los núcleos de población superiores a esa cifra, agrupándolos en mancomunidades
de servicios cuando sea necesario y unidos a las cabeceras de comarca y a los
núcleos de expansión y grandes enclaves que dispondrían de los servicios
precisos para los pueblos más pequeños.
2
– Aprovechamiento integral de los recursos endógenos en el territorio. Aquí el
sector agrario y agroalimentario, el turismo y las energías renovables pueden
ser elementos muy importantes para conseguir fijar la población. Terminar la
transformación en regadío de las zonas con sectores pendientes como Centro de
Extremadura y acometer las nuevas zonas de Monterrubio de la Serena, Barros,
Arroyo del Campo y Ortiga – Guadámez así como actuaciones en regadíos de
montaña en Cáceres serviría para fijar la población en el territorio. Además
hay que fomentar y apoyar la industrialización, transformación y
comercialización de los productos agrarios obtenidos desde la propia Extremadura.
Por otra parte el fomento y campañas de promoción del turismo rural, de
naturaleza y gastronómico, así como de nuestro patrimonio cultural y monumental
se revelan como necesarios para conseguir los objetivos.
3
– Todo lo anterior no podría conseguirse si no se unen los grandes enclaves con
la red de cabeceras de comarca y núcleos de expansión y al territorio en
general con buenas infraestructuras de transporte por carretera mejorando una
red que ya es bastante buena y de una adecuada red de comunicaciones (fibra
óptica, internet, wifi, 5G) de modo que las industrias que puedan instalarse en
relación con las nuevas tecnologías puedan hacerlo en igualdad de condiciones
de operación que existen en el resto de España. De igual modo debe haber
unidades administrativas, de servicios (bancarios, postales, comerciales) y
sanitarias en los núcleos seleccionados como cabeceras de comarca o núcleos de
expansión dependientes de los hospitales principales ubicados en los grandes
enclaves, desde donde pueda prestarse un servicio cercano al resto de núcleos
que forman el medio rural.
Es
evidente que no es fácil y resultará oneroso el llevar a cabo unos programas de
este tipo en un territorio tan disperso como Extremadura y con una población
decreciente. Pero es necesario ponerse entre todos manos a la obra para
conseguir frenar un vaciado que puede acabar con el medio rural y transformar
una buena parte del territorio extremeño en un desierto poblacional. Y después
ya no habrá remedio.
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