GAUDEAMUS
IGITUR
Hace
unos días he asistido a la toma de posesión de su plaza como académica de
número de la Real Academia de Extremadura de las Letras y las Artes, de mi
buena amiga María del Mar Lozano Bartolozzi.
El
solemne acto de recepción de la nueva académica ha tenido lugar en el Palacio
de Lorenzana, sede de la Real Academia, ubicado en el casco histórico de la
bella ciudad de Trujillo. Desde una de sus terrazas puede contemplarse una
extensa panorámica del batolito granítico trujillano que emerge eruptivo y
magmático en la penillanura cacereña.
Han
acompañado a la recipiendaria en el acto de toma de posesión, académicos con su
presidente al frente, así como un nutrido grupo de profesores universitarios,
personas del mundo del arte, familiares y amigos.
María
del Mar ha pasado a ocupar el sillón que correspondió a un ilustre extremeño
escritor y poeta: José Santiago Castelo, cuya figura fue destacada y elogiada
por su sucesora en su disertación de toma de posesión.
El
discurso de María del Mar de entrada en la Academia lleva como título:
Patrimonio perdido. Paisajes sin memoria. Es un alegato contra la destrucción y
pérdida de nuestro patrimonio artístico, que ocurre muchas veces por desidia o
por inacción de quienes tenían que protegerlo y también de recordatorio de
muchas potenciales realizaciones que se han quedado por el camino y que hoy día
pueden verse en proyectos, mapas y planos muchas veces arrumbados en algún
rincón.
El discurso de ingreso de la neófita fue
contestado por el Presidente de la Real Academia Francisco Javier Pizarro que
glosó la figura y trayectoria de María del Mar de la que fue alumno.
Conozco
a María del Mar desde hace bastantes años. Concretamente desde el año 1975.
Ella había llegado a Cáceres desde su Pamplona natal un par de años antes, para
impartir clases en el colegio universitario de la capital cacereña, antecedente
de lo que sería la Universidad de Extremadura poco tiempo después.
La
conocí por medio de la que luego sería mi mujer. Vivían en el mismo piso de
solteras. ¡Qué tiempos¡
En
su genética María del Mar lleva implícita la sensibilidad artística. Nieta,
hija y hermana de grandes artistas, ha heredado el gusto por el arte de su
abuelo Salvador Bartolozzi, de su padre Pedro Lozano de Sotés y de su madre Pitti
Bartolozzi una persona deliciosa a la que tuve el gusto de conocer y tratar.
Todos ellos fueron grandes artistas reconocidos mundialmente.
María
del Mar antes de su entrada en la Real Academia ha llevado a cabo un extenso
periplo de actividades docentes e investigadoras en las que siempre ha
demostrado su inteligencia, su elevado nivel académico y su categoría como
persona. Reunir estas tres condiciones no siempre es fácil. Mar posee estas
virtudes y por eso ha triunfado en la universidad y en la vida social.
Sus
investigaciones en el mundo del arte la llevaron a abordar un tema muy original
en el que nadie había incidido hasta entonces: el valor histórico y artístico
de los poblados de colonización de Extremadura. Tema que me afectaba
personalmente ya que había trabajado durante muchos años como ingeniero
agrónomo en el Instituto Nacional de Reforma y Desarrollo Agrario (IRYDA),
organismo sucesor y heredero de la labor que llevara a cabo en el agro español
el Instituto Nacional de Colonización (INC).
Colaboramos
juntos en un libro sobre estos poblados que coordinó el arquitecto Rubén Cabecera
y en el que participamos, entre otros, María del Mar y quien esto escribe que
fue introducido en el grupo gracias a los buenos oficios de Mar. Me encargaron
de analizar la componente hidráulica, técnica y agronómica del ingente proceso
de colonización que se llevó a cabo en Extremadura entre 1952 y 1975. El libro
fue editado por la Consejería de Agricultura y constituye un trabajo muy
completo para quien quiera conocer a fondo el proceso colonizador, el urbanismo
y la vertiente artística de estos poblados construidos en la segunda mitad del
siglo XX en las zonas regables extremeñas.
También
la nueva académica ha ocupado durante 8 años la dirección científica del
Consorcio de la ciudad monumental de Mérida, desde donde llevó a cabo una
importante labor para la puesta en valor de todo el ingente patrimonio
artístico de la ciudad capital de Extremadura.
Su
familia ha de estar muy orgullosa del puesto que merecidamente ha pasado a
ocupar María del Mar. Especialmente Vicente un hombre polifacético que igual te
diseña una presa, que te imparte una clase de resistencia de materiales o te
interpreta una pieza de música clásica al piano en lo que es un consumado
maestro.
Sus
amigos también estamos felices y orgullosos por tener su amistad y porque haya
entrado en la Academia, cuestión que no es baladí. Y ha llegado porque ha
acumulado altos merecimientos, siendo un ejemplo de que con esfuerzo y
dedicación se pueden alcanzar metas muy altas como ha conseguido ella.
Por
eso todos estamos alegres y contentos y podemos entonar aquella estrofa del
Gaudeamus Igitur que reza:
¡Vivat
Academia¡
¡Vivant
professores¡
Y
también que viva María del Mar Lozano Bartolozzi nueva académica de la Real
Academia de las Letras y las Artes de Extremadura. Enhorabuena.
.
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