viernes, 14 de junio de 2019


GAUDEAMUS IGITUR

Hace unos días he asistido a la toma de posesión de su plaza como académica de número de la Real Academia de Extremadura de las Letras y las Artes, de mi buena amiga María del Mar Lozano Bartolozzi.

El solemne acto de recepción de la nueva académica ha tenido lugar en el Palacio de Lorenzana, sede de la Real Academia, ubicado en el casco histórico de la bella ciudad de Trujillo. Desde una de sus terrazas puede contemplarse una extensa panorámica del batolito granítico trujillano que emerge eruptivo y magmático en la penillanura cacereña.

Han acompañado a la recipiendaria en el acto de toma de posesión, académicos con su presidente al frente, así como un nutrido grupo de profesores universitarios, personas del mundo del arte, familiares y amigos.

María del Mar ha pasado a ocupar el sillón que correspondió a un ilustre extremeño escritor y poeta: José Santiago Castelo, cuya figura fue destacada y elogiada por su sucesora en su disertación de toma de posesión.

El discurso de María del Mar de entrada en la Academia lleva como título: Patrimonio perdido. Paisajes sin memoria. Es un alegato contra la destrucción y pérdida de nuestro patrimonio artístico, que ocurre muchas veces por desidia o por inacción de quienes tenían que protegerlo y también de recordatorio de muchas potenciales realizaciones que se han quedado por el camino y que hoy día pueden verse en proyectos, mapas y planos muchas veces arrumbados en algún rincón.

 El discurso de ingreso de la neófita fue contestado por el Presidente de la Real Academia Francisco Javier Pizarro que glosó la figura y trayectoria de María del Mar de la que fue alumno.

Conozco a María del Mar desde hace bastantes años. Concretamente desde el año 1975. Ella había llegado a Cáceres desde su Pamplona natal un par de años antes, para impartir clases en el colegio universitario de la capital cacereña, antecedente de lo que sería la Universidad de Extremadura poco tiempo después.

La conocí por medio de la que luego sería mi mujer. Vivían en el mismo piso de solteras. ¡Qué tiempos¡

En su genética María del Mar lleva implícita la sensibilidad artística. Nieta, hija y hermana de grandes artistas, ha heredado el gusto por el arte de su abuelo Salvador Bartolozzi, de su padre Pedro Lozano de Sotés y de su madre Pitti Bartolozzi una persona deliciosa a la que tuve el gusto de conocer y tratar. Todos ellos fueron grandes artistas reconocidos mundialmente.

María del Mar antes de su entrada en la Real Academia ha llevado a cabo un extenso periplo de actividades docentes e investigadoras en las que siempre ha demostrado su inteligencia, su elevado nivel académico y su categoría como persona. Reunir estas tres condiciones no siempre es fácil. Mar posee estas virtudes y por eso ha triunfado en la universidad y en la vida social.

Sus investigaciones en el mundo del arte la llevaron a abordar un tema muy original en el que nadie había incidido hasta entonces: el valor histórico y artístico de los poblados de colonización de Extremadura. Tema que me afectaba personalmente ya que había trabajado durante muchos años como ingeniero agrónomo en el Instituto Nacional de Reforma y Desarrollo Agrario (IRYDA), organismo sucesor y heredero de la labor que llevara a cabo en el agro español el Instituto Nacional de Colonización (INC).

Colaboramos juntos en un libro sobre estos poblados que coordinó el arquitecto Rubén Cabecera y en el que participamos, entre otros, María del Mar y quien esto escribe que fue introducido en el grupo gracias a los buenos oficios de Mar. Me encargaron de analizar la componente hidráulica, técnica y agronómica del ingente proceso de colonización que se llevó a cabo en Extremadura entre 1952 y 1975. El libro fue editado por la Consejería de Agricultura y constituye un trabajo muy completo para quien quiera conocer a fondo el proceso colonizador, el urbanismo y la vertiente artística de estos poblados construidos en la segunda mitad del siglo XX en las zonas regables extremeñas.

También la nueva académica ha ocupado durante 8 años la dirección científica del Consorcio de la ciudad monumental de Mérida, desde donde llevó a cabo una importante labor para la puesta en valor de todo el ingente patrimonio artístico de la ciudad capital de Extremadura.

Su familia ha de estar muy orgullosa del puesto que merecidamente ha pasado a ocupar María del Mar. Especialmente Vicente un hombre polifacético que igual te diseña una presa, que te imparte una clase de resistencia de materiales o te interpreta una pieza de música clásica al piano en lo que es un consumado maestro.

Sus amigos también estamos felices y orgullosos por tener su amistad y porque haya entrado en la Academia, cuestión que no es baladí. Y ha llegado porque ha acumulado altos merecimientos, siendo un ejemplo de que con esfuerzo y dedicación se pueden alcanzar metas muy altas como ha conseguido ella.

Por eso todos estamos alegres y contentos y podemos entonar aquella estrofa del Gaudeamus Igitur que reza:

¡Vivat Academia¡
¡Vivant professores¡

Y también que viva María del Mar Lozano Bartolozzi nueva académica de la Real Academia de las Letras y las Artes de Extremadura. Enhorabuena.

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