LOS REGADÍOS DE
TIERRA DE BARROS
Los
regadíos de Tierra de Barros figuraban incluidos en el Plan Nacional de
Regadíos Horizonte 2008 redactado y aprobado por el Ministerio de Agricultura
entonces regido por el Partido Popular. También se recogían en este Plan
Nacional los riegos de Monterrubio de la Serena y de Serena (Arroyo del Campo y
Ortiga – Guadámez) todos ellos situados en Extremadura.
Desde
el Servicio de Ordenación de Regadíos de la Junta de Extremadura y en los primeros
años del siglo XXI ya se llevaron a cabo estudios que demostraban que los
riegos previstos eran viables, que existían recursos hidráulicos para llevarlos
a cabo acordes con la planificación hidrológica y que las tierras tenían
potencial suficiente para ser regadas.
En
los planes hidrológicos de la demarcación hidrográfica del Guadiana existe una
reserva de recursos hídricos para estos riegos, que tenían una extensión de
17.500 ha, la cual se evaluó en unos 45 Hm3. El agua procede de los embalses de
Alange y Villalba. La dotación de riego media asciende a 2.750 m3/ha.año.
Posteriormente se ha ajustado la superficie a 15.000 ha.
Estos
regadíos se han diseñado como riegos localizados de apoyo a los cultivos
típicos de la zona: el viñedo y el olivar y también para otros cultivos leñosos.
Y fueron acogidos con expectación por los agricultores que constituyeron una
Comunidad de Regantes de acuerdo a la ley.
Técnicamente
se trata de unos riegos modernos, con distribución por tubería de presión a las
parcelas a partir de balsas de regulación a las que se eleva previamente el
agua desde los embalses. Desde estas balsas se mantiene la presión en la red.
La
distribución en parcela es por riego localizado de alta eficiencia en el que el
agricultor decidirá los diferentes tipos según sus cultivos pero en los que la
dotación media es reducida por tratarse de riegos de apoyo a los cultivos
típicos de la zona.
La
Junta de Extremadura está tratando de que la financiación de estos nuevos
regadíos sea tripartita: un tercio del presupuesto aportado por los regantes,
otro por la propia Junta de Extremadura y el tercio restante lo aportaría el
Ministerio de Agricultura y Pesca, Alimentación y Medio Ambiente.
Dos
tercios de la inversión están en principio asumidos por los agricultores y la
Junta. El Ministerio parece que se niega a aportar su parte alegando una
inviabilidad técnica del proyecto pero sin explicitar las razones de la misma.
Las explicaciones dadas por el secretario general de Agricultura y Alimentación
han sido muy poco convincentes que digamos.
Estos
riegos tienen dos inconvenientes que explico. El primero es el coste energético
que se ha visto sensiblemente incrementado cuando en julio del año 2008 se
eliminaron las tarifas especiales de riego R0 y R1, alegando el Gobierno de
Rodríguez Zapatero que la competencia entre las compañías eléctricas reduciría
los costes energéticos por debajo de los que existían antes de eliminar dichas
tarifas.
El
resultado ha sido un inmenso engaño para los regantes. El término de potencia
ha llegado a incrementarse en algunos casos en más del 1.000 % (han leído bien,
mil por ciento). Con el incremento habido en el término de energía los costes
energéticos de los riegos presurizados o con elevación previa se han más que
duplicado.
No
obstante, dados los tipos de cultivo existentes, los estudios de viabilidad
siguen dando rentables los riegos de Barros a pesar del sensible aumento del
coste energético sobre el que se previó en los estudios iniciales.
El
segundo inconveniente es un problema técnico. Es conveniente que haya una
continuidad en las superficies a transformar para evitar costes de tubería
muerta. Pero este es un problema soluble y que los técnicos supongo que habrán
solventado ya.
El
Ministerio ahora con todo en marcha – el Consejo de Gobierno extremeño acaba de
aprobar el Plan General de Transformación de la zona - quiere escurrir el bulto y no financiar estos
riegos. Con la de riegos ilegales que se han permitido y se permiten, tanto con
aguas superficiales como subterráneas mirando para otro lado, como ocurre en la
cuenca alta del Guadiana o en Murcia, ahora resulta que los riegos de
Extremadura no son técnicamente viables. ¡Qué casualidad¡
Quizás
el Ministerio debiera centrar sus esfuerzos en ayudar a los regantes para que
se reduzcan los costes energéticos de los riegos; de los de Barros y de todos
los de España. Las eléctricas se están forrando sin que el Ministerio mueva un
dedo para que disminuyan estos costes actuales y situarlos en los que había
cuando estaban vigentes las tarifas especiales de riego R0 y R1. Hay soluciones
perfectamente conocidas para conseguirlo y que no voy a explicitar aquí.
Una
región como Extremadura necesita los regadíos como base de su industria
agroalimentaria uno de los pilares de su economía aunque no sea el único y
como mecanismo de fijación de la
población rural en el territorio, así como elemento generador de rentas.
Disponemos
de agua regulada, aunque ahora estemos algo apretados por la sequía; en la
planificación hidrológica hay recursos hídricos suficientes, los riegos son de
alta eficiencia en el uso del agua y los agricultores que son los principales
protagonistas están interesados. El Ministerio debería apoyar y financiar esta
transformación para favorecer alguna vez a Extremadura. ¡Que ya va siendo hora¡
Enhorabuena José Ignacio por tu blog, da gusto leer todos tus artículos.
ResponderEliminarEn relación al tema energético (crucial en los regadíos modernos), debemos desengañarnos y confiar en la tecnología. Será la única opción que nos salvará del yugo de las eléctricas y la connivencia de los distintos gobiernos.
Os dejo enlace a un proyecto muy importante:
http://maslowaten.eu/?page_id=37&lang=es
Saludos.
Sa