viernes, 12 de enero de 2018

ATRAPADOS EN LA NIEVE

Antes de que comenzara el invierno ya advertí sobre la importancia de mantener la vialidad invernal en nuestra red de carreteras y la conveniencia de adelantarse a los acontecimientos para evitar problemas en la red viaria.

En parte de la geografía española el invierno suele ser duro y frío y antes o después  se producen fenómenos meteorológicos típicos de esta época (nevadas, hielo, lluvia) que afectan a la seguridad vial de nuestras carreteras y en ocasiones atrapan a miles de conductores en ellas con los riesgos que esto conlleva.

El fin de semana de Reyes del nuevo año ya ha tenido lugar uno de estos episodios de intensas nevadas. Miles de vehículos han resultado bloqueados por la nieve especialmente en tres autovías cuya gestión la llevan a cabo empresas concesionarias privadas: AP 6, AP 51 y AP 61 las tres en el norte de la provincia de Madrid en sus límites con Castilla y León.

La llegada de un frente de nieve fue ampliamente difundida por la Agencia Estatal de Meteorología (AEMET) y los conductores tenían la posibilidad de haberse informado suficientemente antes de acometer un viaje en época invernal para adoptar las precauciones típicas de estas situaciones: cadenas o neumáticos de invierno, mantas, bebidas, teléfonos y el máximo de combustible en sus vehículos.

Las empresas concesionarias de estas autovías responsables de la vialidad invernal de las mismas también eran conocedoras del elevado riesgo de que se produjeran intensas precipitaciones en forma de nieve. Se dejaron sorprender por los acontecimientos sin poner en marcha con la antelación debida los medios suficientes para anular o disminuir al máximo las consecuencias de tan copiosas nevadas.

Esta historia ya se repitió el año pasado en la A3 y no parece ni que la Dirección General de Tráfico (DGT) ni el Ministerio de Fomento hayan sacado conclusión alguna de aquellos episodios para mejorar el servicio a los ciudadanos.

A pesar de las nuevas tecnologías o del teletrabajo y aunque sean fiestas muy familiares, es conveniente que los responsables máximos de las administraciones competentes, cuando se producen estas circunstancias climáticas adversas, se encuentren en sus puestos de mando asistidos por sus equipos técnicos.

Eso permite coordinarse mejor para tomar decisiones rápidas que minimicen el riesgo que corren los conductores y evitar que queden atrapados en la nieve como ha ocurrido. Ellos son los responsables últimos de la vialidad invernal en nuestras carreteras.

Una vez más la imprevisión y la improvisación tan típicas de la idiosincrasia española han hecho su aparición y los resultados no han podido ser más nefastos.  

Ahora hay que exigir responsabilidades a los que realmente las tienen y no a quienes con su esfuerzo han contribuido a minimizar las consecuencias del atrapamiento como la Guardia Civil o la Unidad Militar de Emergencias (UME) que han vuelto a llevar a cabo una actuación destacada. Siempre les toca bailar con la más fea.

La máxima responsabilidad hay que buscarla en el Ministerio de Fomento y en el de Interior a través de la DGT.

La obligación del Ministerio de Fomento es supervisar y exigir a las empresas el cumplimiento exacto de los protocolos de concesión y especialmente en aquello que se refiere a la seguridad vial en episodios meteorológicos como el que nos ocupa.

Debe exigir que con la suficiente antelación  las empresas concesionarias habiliten los medios necesarios y los pongan en marcha con eficacia y no cuando ya se ha producido el problema. Me da la impresión de que el Ministerio ha pasado olímpicamente del tema. Pues no encuentro otra explicación racional a lo que se ha producido. Hay que vigilar y exigir a las concesionarias y en su caso penalizarlas si no cumplen o rescindir los contratos de concesión si es preciso. No se pueden obtener sustanciosos beneficios escatimando medios materiales y personales y encima elevando los peajes.

Porque Fomento como titular es el responsable de lo que ocurre en la carretera. Las concesionarias sólo son un medio al que la administración ha de exigir una actuación eficaz acorde con el protocolo de concesión.

La DGT tiene una misión especialmente informativa y de control del tráfico y ha de facilitar a las concesionarias esta información para que sea transmitida a través de los paneles correspondientes o hacerlo ella directamente. Muchos conductores se han quejado de que la información suministrada no advertía ni con mucho de la gravedad del problema. Y eso es un fallo muy importante que debería llevar a la revisión de los protocolos de actuación en estos casos.

Por último es conveniente insistir con campañas informativas en las cercanías del invierno para que los conductores sepan cómo hay que actuar en estos casos, qué tipo de conducción hay que realizar y los riesgos que se asumen cuando se acomete un viaje en condiciones meteorológicas adversas. Creo que un gran número de conductores ignoran la mayoría de estos aspectos y se ponen en marcha alegremente sin tomar las precauciones necesarias.

La ridícula ocurrencia de la DGT sobre exigir un kit de supervivencia, mejor ni comentarlo.

A ver si esta vez entre todos sacamos las conclusiones adecuadas para evitar que en próximos episodios meteorológicos invernales haya ciudadanos que vuelvan a quedar atrapados por la nieve. Pero me temo que se repetirá la función.

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