ATRAPADOS EN LA
NIEVE
Antes
de que comenzara el invierno ya advertí sobre la importancia de mantener la
vialidad invernal en nuestra red de carreteras y la conveniencia de adelantarse
a los acontecimientos para evitar problemas en la red viaria.
En
parte de la geografía española el invierno suele ser duro y frío y antes o
después se producen fenómenos
meteorológicos típicos de esta época (nevadas, hielo, lluvia) que afectan a la
seguridad vial de nuestras carreteras y en ocasiones atrapan a miles de conductores
en ellas con los riesgos que esto conlleva.
El
fin de semana de Reyes del nuevo año ya ha tenido lugar uno de estos episodios
de intensas nevadas. Miles de vehículos han resultado bloqueados por la nieve
especialmente en tres autovías cuya gestión la llevan a cabo empresas concesionarias
privadas: AP 6, AP 51 y AP 61 las tres en el norte de la provincia de Madrid en
sus límites con Castilla y León.
La
llegada de un frente de nieve fue ampliamente difundida por la Agencia Estatal
de Meteorología (AEMET) y los conductores tenían la posibilidad de haberse
informado suficientemente antes de acometer un viaje en época invernal para
adoptar las precauciones típicas de estas situaciones: cadenas o neumáticos de
invierno, mantas, bebidas, teléfonos y el máximo de combustible en sus
vehículos.
Las
empresas concesionarias de estas autovías responsables de la vialidad invernal
de las mismas también eran conocedoras del elevado riesgo de que se produjeran intensas
precipitaciones en forma de nieve. Se dejaron sorprender por los
acontecimientos sin poner en marcha con la antelación debida los medios
suficientes para anular o disminuir al máximo las consecuencias de tan copiosas
nevadas.
Esta
historia ya se repitió el año pasado en la A3 y no parece ni que la Dirección
General de Tráfico (DGT) ni el Ministerio de Fomento hayan sacado conclusión
alguna de aquellos episodios para mejorar el servicio a los ciudadanos.
A
pesar de las nuevas tecnologías o del teletrabajo y aunque sean fiestas muy
familiares, es conveniente que los responsables máximos de las administraciones
competentes, cuando se producen estas circunstancias climáticas adversas, se
encuentren en sus puestos de mando asistidos por sus equipos técnicos.
Eso
permite coordinarse mejor para tomar decisiones rápidas que minimicen el riesgo
que corren los conductores y evitar que queden atrapados en la nieve como ha
ocurrido. Ellos son los responsables últimos de la vialidad invernal en
nuestras carreteras.
Una
vez más la imprevisión y la improvisación tan típicas de la idiosincrasia
española han hecho su aparición y los resultados no han podido ser más nefastos.
Ahora
hay que exigir responsabilidades a los que realmente las tienen y no a quienes
con su esfuerzo han contribuido a minimizar las consecuencias del atrapamiento
como la Guardia Civil o la Unidad Militar de Emergencias (UME) que han vuelto a
llevar a cabo una actuación destacada. Siempre les toca bailar con la más fea.
La
máxima responsabilidad hay que buscarla en el Ministerio de Fomento y en el de
Interior a través de la DGT.
La
obligación del Ministerio de Fomento es supervisar y exigir a las empresas el
cumplimiento exacto de los protocolos de concesión y especialmente en aquello
que se refiere a la seguridad vial en episodios meteorológicos como el que nos
ocupa.
Debe
exigir que con la suficiente antelación las empresas concesionarias habiliten los
medios necesarios y los pongan en marcha con eficacia y no cuando ya se ha
producido el problema. Me da la impresión de que el Ministerio ha pasado
olímpicamente del tema. Pues no encuentro otra explicación racional a lo que se
ha producido. Hay que vigilar y exigir a las concesionarias y en su caso
penalizarlas si no cumplen o rescindir los contratos de concesión si es
preciso. No se pueden obtener sustanciosos beneficios escatimando medios
materiales y personales y encima elevando los peajes.
Porque
Fomento como titular es el responsable de lo que ocurre en la carretera. Las
concesionarias sólo son un medio al que la administración ha de exigir una
actuación eficaz acorde con el protocolo de concesión.
La
DGT tiene una misión especialmente informativa y de control del tráfico y ha de
facilitar a las concesionarias esta información para que sea transmitida a
través de los paneles correspondientes o hacerlo ella directamente. Muchos
conductores se han quejado de que la información suministrada no advertía ni
con mucho de la gravedad del problema. Y eso es un fallo muy importante que
debería llevar a la revisión de los protocolos de actuación en estos casos.
Por
último es conveniente insistir con campañas informativas en las cercanías del
invierno para que los conductores sepan cómo hay que actuar en estos casos, qué
tipo de conducción hay que realizar y los riesgos que se asumen cuando se
acomete un viaje en condiciones meteorológicas adversas. Creo que un gran
número de conductores ignoran la mayoría de estos aspectos y se ponen en marcha
alegremente sin tomar las precauciones necesarias.
La
ridícula ocurrencia de la DGT sobre exigir un kit de supervivencia, mejor ni
comentarlo.
A
ver si esta vez entre todos sacamos las conclusiones adecuadas para evitar que
en próximos episodios meteorológicos invernales haya ciudadanos que vuelvan a
quedar atrapados por la nieve. Pero me temo que se repetirá la función.
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