viernes, 6 de septiembre de 2019


GUATEQUES DE LOS 60

La televisión andaluza Canal Sur emite un programa que lleva por título El Legado y que presenta Enrique Romero. Trata temas diferentes cada semana.

Este mes de agosto, uno de los programas de El Legado estaba dedicado a los guateques que disfrutamos y en los que fuimos protagonistas los jóvenes de los años 60 del siglo pasado. Todos los que asistimos a aquellas saraos tenemos al día de hoy  una edad provecta. Por desgracia y dado el tiempo transcurrido algunos de los asistentes a aquellas fiestas ya no están entre nosotros.

Un guateque era una reunión de un grupo de jóvenes amigos (incluidas las chicas), que tenía lugar generalmente en las casas de los componentes de aquellas pandillas. Las celebraciones se iban rotando de un domicilio a otro a través del tiempo. Se llevaban a cabo los fines de semana, sábados y domingos. La fiesta consistía en bailes amenizados con melodías de la época. Se animaba la fiesta ingiriendo los participantes combinados de bajo o medio tenor alcohólico. La bebida estrella era el “cap” una especie de sangría fría de diferentes composiciones que se servía a todo el mundo. Poco a poco se fueron introduciendo los “whiskies” de fabricación española cuyo representante principal era la marca DYC, fabricado en Segovia, que se tomaba con soda o con coca-cola, los “gin tonics”  bautizados con una excelente ginebra malagueña de la marca Larios y los famosos “cuba libre” de ron Bacardí acompañados de la inevitable coca-cola.

Se bailaba música de la época. Estábamos en los albores del pop hispánico que tenía como ejemplo a seguir el de los Beatles y que en España produjo unos excelentes conjuntos musicales: Los Brincos, Los Bravos, Pekenikes, Micky y Los Tonis, Los Canarios, Duo Dinámico, Los Sirex, Los Surf y algunos otros, junto a cantantes solistas muy románticos como Adamo, Guigliola Cinquetti, Silvie Vartan o Francoise Hardy entre otros muchos.

Las canciones de estos grupos y solistas animaban unos bailes muy castos, el nacionalcatolicismo imperante en España y las costumbres patrias así lo dictaban, pero que permitía a los chicos tirar los tejos a las chicas que les gustaban y viceversa las chicas también elegían sus parejas favoritas. En esto les aseguro que la igualdad era absoluta.

Al principio había mucho baile “agarrado”, lo cual es un decir porque las chicas te impedían cualquier mínimo intento lascivo, mediante la colocación de su antebrazo derecho en tu hombro izquierdo y no había manera de intentar algo que superara la norma de decencia imperante. Luego la cosa evolucionó y la aparición del rock and roll y del twist animaban mucho más la fiesta, con lo que la situación era bastante más movida, cuando estas piezas se reproducían en los correspondientes tocadiscos que lanzaban al viento las canciones grabadas en los microsurcos de los discos de vinilo que giraban a 33 o 45 rpm (revoluciones por minuto).

El programa de la televisión andaluza, estuvo muy bien realizado con un presentador muy dinámico que entrevistó a diversos cantantes de la época y glosó con mucho acierto la historia de los principales grupos y solistas de entonces y llevó a la audiencia televisiva de hoy una imagen bastante exacta de los guateques de antaño.

Para mí el programa de El legado de los Guateques me retrotrajo a mi juventud y a una época muy diferente a la actual. A mis momentos de estudiante en Plasencia y Salamanca y luego en Madrid. Estábamos en una España autárquica, aunque ya por entonces se adivinaba la apertura del régimen franquista que presionado por las naciones desarrolladas y los organismos internacionales empezaba a dar señales de cierta “libertad” que luego alcanzaríamos de manera plena con la democracia. Libertad que actualmente se encuentra manipulada y teledirigida. Pero esta es otra historia.

La fiesta del guateque finalizaba sobre las 10 de la noche, había comenzado alrededor de las siete de la tarde, en el momento en que los dueños de la casa hacían acto de presencia, pues generalmente regresaban al hogar después de asistir a una sesión de cine. Una vez comprobado por los titulares de la vivienda que todo estaba en orden, los asistentes comenzábamos a abandonar el evento, con la mirada puesta en que llegara cuanto antes el siguiente guateque. Era una nueva oportunidad de estar cerca de la chica que nos gustaba. Supongo que a ellas les pasaría lo mismo.

Hoy día de aquellos miríficos y castos guateques queda nada o muy poco si es que queda algo. Los botellones y fiestas multitudinarias hasta altas horas de la madrugada o hasta la salida del sol han sustituido al discreto guateque de antaño que ha pasado a ser recuerdo de nostálgicos como yo.

Por eso el  programa andaluz de El legado de los guateques, trajo a mi memoria recuerdos muy agradables y la evocación de un buen número de amigos (y amigas) con los que pasé una feliz adolescencia y juventud.

Y para finalizar sólo me resta exclamar como hiciera Cicerón: ¡O tempora, O mores¡

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